A mi Abuela
Allá lejos, tan cerca, está la plazuela,
Mirando… conteniendo un suspiro
Dejando que su emoción la vuelque hasta tu puerta,
De la que ya no saldrás por las tardes.
La calle ya hasta ha olvidado el sonido,
De tus pequeños y lentos pasos conmovidos
Por la emoción al cruzar las huecas calles;
Que ahora dejas huérfanas.
Y la Iglesia, que ahora está más vacía,
Que ahora se ve más grande, que ahora se ve más fría,
Espera con ternura a la devota,
A la anciana que la barría de mañana,
Rezándole a Santa Ana, la madre de Santa María.
Y los ojos del sacerdote, aunque no conciente de ello,
Recorren las bancas nostálgicos, buscando en la cuarta fila
El sitio que ha quedado vacío, mientras éste oficia la misa,
De domingo a las seis de la tarde.
Y tus hijos que ahora rugimos el pecho,
Estirando el cuello fuera del nido, buscando el alimento;
Levantando los hocicos al cielo, por la leche materna,
Conteniendo un suspiro…mirando hacia la puerta.
Tu nieto Fran
Francisco Jose